Óptica Milán: la visión y audición como lazos que conectan a las personas en Motril

Óptica Milán es, ante todo, una historia de amor y esfuerzo familiar. Una herencia que iluminado la vida de muchos motrileños desde que abrió sus puertas en 1985. Nació como el sueño de José Milán, quien se aventuró a abrir una óptica en un pequeñito local de la ciudad por aquel entonces. Esta óptica fue una de las primeras que se abría en la ciudad y, con el paso de los años, se transformó en un lugar de confianza y calidez, al que tantos vuelven no solo por necesidad, sino por el lazo especial que han creado durante casi 40 años.

Hoy, su hija Marisol Milán continúa el legado junto a su madre Marisol, con la misma pasión y entrega de esos dulces principios. Como ella cuenta, entre risas, creció entre las paredes de la óptica -ya ubicada en Avenida de Andalucía-, donde los recuerdos y el cariño de los clientes la han acompañado desde niña. «Me he criado aquí», cuenta Marisol, quien recuerda las caras conocidas de aquellos primeros clientes que aún visitan el negocio, muchos de ellos ya acompañados de hijos y nietos. Ese contacto genuino, esa conexión con las personas, ese tú a tú y la dedicación por ofrecer servicios innovadores de audición y visión es lo que destacan por encima de todo.

Marisol decidió volver a Motril tras trabajar y formarse en Málaga, atraída no solo por el deseo de continuar el proyecto familiar, sino también por el sentimiento de pertenencia. “Aquí todo se siente más propio. Esto es nuestra casa, y cada paso que damos es importante. Nos escuchamos más, nos cuidamos más, y también nos duele más, porque es algo que hemos construido juntos”, comenta con emoción.

Hoy en día, Óptica Milán no solo guarda la experiencia y el cariño que le aportan sus años de historia, sino también de su innovación constante. Con una mezcla de tradición y tecnología, han ampliado sus servicios, apostando por audífonos digitales y soluciones visuales de última generación.

Óptica Milán es, en esencia, el reflejo de una familia que ha puesto su corazón en su trabajo. Donde cada historia es compartida, y donde el legado de una familia sigue creciendo y renovándose con cada visita. Aquí, la visión y la audición no solo son dos sentidos, son un lazo que conecta a las personas.